Este ha sido un año complicado. Te confieso que demasiado, en el sentido de que se me han juntado demasiadas cosas y todas ellas para ponerme a prueba. Ha sido difícil seguir caminando, seguir el camino, sin desfallecer y sin rendirme, pero creo poder decir a fecha de hoy, que la cosa va bien. He cambiado muchos ánimos y he incluido tantos otros que me ayudan en mi día a día.
Muchos de vosotros me conocéis desde hace tiempo y sabéis lo que me gusta a mí la papelería. Se convierte en un instrumento fundamental para muchos de nosotros y, por ello creo que debemos cuidar, seleccionar bien lo que usamos para escribir y llenarlo de cosas bonitas, de imágenes inspiradoras, de recuerdos inolvidables... Y esto precisamente es lo que me ayuda a mí día a día: rodearme de lo que más me gusta y de esas fotografías que tanto me trasmiten y, que, sobre todo, me dan un empujón a seguir haciendo cosas, a seguir mi camino hacia adelante, aunque sea a pasitos de caracol.
Esta foto que ves es la que me acompaña en mi bullet journal: es uno de esos momentos inolvidables. La primera fotografía de Miguel conmigo, con apenas unos minutos de vida. La saqué yo misma, con el móvil, con un cóctel de hormonas que salía por la puerta de la habitación del hospital. Esta imagen es para mí sinónimo de ternura, de vida, de familia, de lo que más quiero en este mundo... Motivación suficiente para hacer que cada día cuente, que hay muchas cosas que nos hunden o nos ponen a prueba, pero que son precisamente los que nos hacen mejorar.
Y hasta aquí, mi pequeña historia de hoy. Eso sí, os espero mañana mismo porque... ¡¡presentamos nueva colección de sellos!! Y lo más seguro es que esta noche, los que estáis suscritos a mi newsletter os enteréis antes de nadie de todo lo relacionado con ello y podáis haceros con los que queráis. Si aún no estás en nuestra lista, puedes inscribirte desde este enlace.
¡Feliz miércoles!
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