Desde que compartí con vosotros que en diciembre volveremos a ser papás, me gusta ir contándoos cómo vamos viendo esta etapa. Los que me seguís en Instagram, sabéis que el verano ha sido toda una odisea: olas de calor que han durado semenas (¡y meses!), una hinchazón galopante, retención de líquidos... Una serie de cosas que en el embarazo de Miguel no había vivido.
Esta semana ha llegado el fresquito a Madrid y os juro que estoy encantada. Es un gusto salir de casa por las mañana y ver cómo el calor no es el de antes. Eso sí, mientras veo a la gente con rebecas y chaquetas, yo voy en manga corta. El termostato aún no está regulado, pero agradezco ese airecito y estos días. Sé que mis pies no volverán a ser los que eran hasta dar a luz, pero por lo menos vuelven a entrarme mis bailarinas y algunos zapatos. Aunque me quedan más ajustados, lo bueno es que por lo menos, puedo volver a calzarlos. A principios de mes, ¡no había manera!
El otro días además leí que a estas alturas de embarazo, la tripilla ha llegado a un punto donde tienes que buscar un nuevo punto de gravedad... Yo no he cogido ni el punto al punto ni a la gravedad... La espalda me duele bastante si estoy mucho rato de pie. Y os juro que yo solamente pienso una cosa cada vez que los calambres me suben por la pierna: "Y aún te faltan tres meses..." Porque se supone que to esto va a peor conforme vayan pasando las semanas, así que espero encontrar ese nuevo punto de gravedad del que hablan pronto...
Como veis, ya he entrado en el tercer trimestre. Hoy es 18 de septiembre y justamente salgo de cuentas el 18 de diciembre. Con lo cual, estoy encantada de haber superado los seis meses. Las pruebas de la glucosa fueron buenas, sin necesidad de repetir o hacer "la larga". Y la semana que viene, volveremos a ver a nuestra pequeña: ¡tenemos la eco de las 28 semanas!
Por lo demás, todo sigue su curso. La rutina ya nos envuelve y es cierto que los tiempo se hacen más lentos, mi cuerpo me lo recuerda cada día. Y lo mejor es ser consciente, llegar hasta donde buenamente puedo y parar. Aprender a parar me está enseñando segundo embarazo.
¡Que tengáis un feliz viernes!
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