El post de hoy viene un poco de las ganas que tenía de contaros cosas al margen de tutoriales. El miércoles de la semana comenzamos nuestra nueva rutina. He tenido la suerte de poder pasar con Sofía sus primeros (más) de ocho meses gracias al trabajo que tengo, no sin renunciar a siestas y a ponerme al día a fuerza de madrugones y de trasnocher. Pero soy consciente de lo afortunada que soy. Porque han sido casi nueve meses juntas, los dos últimos junto a Miguel también, desde que terminó el cole en junio.
Ha sido un verano raro, diferente. Hemos estado en Madrid los cuatro. Y aún así tendré que seguir diciendo que somos afortunados y que tuvimos mucha suerte. Miguel, mi chico, tuvo un accidente de moto en mayo. Tremendamente aparatoso y grave. Pero cada día nos lo repetimos: fue lo mínimo de lo que le podía haber pasado. Su recuperación fue más larga de lo que en un inicio se pensó, pero ahora lo vemos como unos meses en los que pudimos estar juntos y él pudo disfrutar también de Sofía, que por entonces era un bebé de apenas cinco meses.
Hay hechos que te hacen cambiar, que te hacen valorar cada instante y a cada una de las personas que forman tu familia. A mis padres y a mi hermano no puedo estarles más agradecidos. Porque es también gracias a ellos, que me cubrieron en muchas áreas de mi trabajo al margen de Little Hannah, yo pude dedicarme a él y a los niños.
Y ahora volvemos a la rutina, más bien comenzamos una nueva etapa. Sofía en la guarde, Miguel niño en el cole (¡segundo año ya!) y mi chico y yo trabajando. Cada día, intento centrarme y planificarme y en estos días retomo el post que escribí hace unos meses, donde enumeraba hasta 10 consejos para volver a organizarte después de un período de cambios. Y os prometo que me ayuda. Las tardes se las dedico a ellos y he dejado de procrastinar para que eso sea posible.
¡Feliz martes!
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